miércoles, 12 de diciembre de 2018



Sapiosexual 

« Tener una conversación con alguien que tiene una mente brillante y un alma hermosa es otra preciosa manera de hacer el amor»

Es una formafde decir "la belleza esta en el interior", concretamente en la inteligencia. No se trata de una atracción superficial, probablemente sea más auténtica. Si la gente se enamorara más del alma y mente de las personas el mundo estaría más vacío de corazones rotos y amores sin futuro. La atracción física es primaria y necesaria somos animales bilógicamente determinados para la reproducción. Enamorarte de una mente, esencia del alma, es más propio de un ser humano.


lunes, 10 de diciembre de 2018

El Cantar del Mio Cid es una de las obras principales de la literatura medieval castellana. Es el testimonio escrito de uno de los mitos hispánicos más impotantes: Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid. Hoy en día todos conocemos a El Cid, el caballero castellano símbolo de la reconquista y de la literatura épica europea. El mito del Cid ha subsistido siempre, y lo podemos encontrar a lo largo de la literatura española como  lo que siempre ha sido, un mito. Hay evidencias históricas de que pudo existir un tal Rodrigo Díaz de Vivar, pero la leyenda es mucho más poderosa que la realidad y ha sido alimentada por siglos de propaganda, que en el último siglo pareció cobrar fuerza de la mano del señor Menéndez Pidal. No voy a enfocar este post en los aspectos mitológicos y legendarios del Cid si no que me centraré en hablar de la obra.

Se trata de una de las manifestaciones más primitivas en lengua castellana, y la primera literariamente hablando (obviando la existencia de las jarchas durante siglos de tradición filológica). Es un poema épico, pertenece a la épica y por lo tanto se englobaría a esa tendencia tan medieval que reinó por toda Europa. Sin embargo en España poco se ha conservado de épica, apenas unos cuantas obras a diferencia de la numerosa y rica herencia que tienen los franceses o alemanes. En España existió probablemente una tradición muy rica de épica herencia visigótica, pero que se perdió por causas misteriosas, de ello tenemos como prueba diversos romances que tratan el tema de la pérdida de cantares épicos en Castilla.
La épica es un género muy antiguo, de los primeros en aparecer en la literatura occidental, que narran las hazañas de un héroe. El Cid, es un personaje idealizado que encarna todas las virtudes del héroe prototípico: valentía, fortaleza, honor, bondad, sentido de la justicia... No es algo extraño, todas las obras épicas se construyen a partir de estos personajes arquetípicos sobre los que gira la acción tratándo diversos logros y aventuras protagonizados por estos héroes. El caso del Cid es un tanto peculiar desde la visión ¿posmoderna?; desde luego no está bien juzgar los clásicos con la mirada actual, pero claramente hoy en día la figura heróica del Cid ha quedad como un símbolo un tanto arcaico y denostado. Yo veo al Cid en la obra como un mercenario que llega a ser alguien por obtener riquezas a través de la fuerza militar. Pero no es la forma de criticar una obra escrita hace siglos. Estamos en la Edad Media y en plena Reconquista peninsular. Evidentemente no podemos esperarnos un personaje benevolente y simpático que no mata ni una mosca.

Lo más peculiar que distancia al Cantar del resto de poemas épicos es su "historicidad", tal y como lo han querido ver los expertos. Y es cierto que aquí no hay tantos dragones, princesas, magos, anillos mágicos, personajes maravillosos, espadas poderosas... Muchos de los personajes que aparecen en El Cid existieron, al igual que muchas de las batallas y lugares. Todo ello ayuda a desentrañar la oscura autoría y fecha que la crearon. Probablemente, y es una tesis muy fuerte, es obra de un autor culto clérigo que conocía especialmente la zona de nacimiento del héroe y que también tenía ciertos conocimientos jurídicos e históricos, aunque los personajes y hechos que escribe están muy lejos de pertenecer a su época. Estamos en la Edad Media, y quienes escribían eran clérigos, pensar que fue obra de un juglar es más dificil de sostener; esto es obra de un clérigo que recopila una tradición castellana épica para darle  consistencia y coherencia. Y de nuevo respecto a la separación del resto de la épica europea, el cantar del Mio Cid tiene un toque peculiar pues no solo es más histórico todo cuanto acontece si no que el héroe es más humano, pues llora, anhela, sufre etc. Y no es una crónica de guerra que relata batallas y hechos bélicos; el autor se encargó de darle una profundidad literaria mayor introduciendo episodios y elementos más "míticos" y cercanos a la épica, como lo son el episodio del león, el de la niña de nueve años o el sueño del arcángel.

El cantar se entiende estructuralmente como una sucesión de hechos heróicos que tienen como fin el perdón real para la honra del Cid. El Cid es el vasallo, jerarquica y socialmente inferior al rey, pero moralmente muy superior a este (al menos esa es la intención de la obra). El perdón del rey responde a una suma cuantificable de riquezas que tiene que entregar el Cid para obtener su perdón. La obra parte de la pérdida de su honra ¿pero realmente el personaje pierde su honra? ¿se puede plantear una obra épica en la que el héroe es un personaje sin honor? se ve complicado entenderlo así... El Cid nunca pierde la honra sino que la engrandece, pero el planteamiento de la obra es partir de lo más bajo (el destierro) para alcanzar la máxima gloria del héroe (el casamiento de las hijas con príncipes, es decir una relación sanguínea con la nobleza). Un dato curioso es que el crecimiento de la obra es paralelo al crecimiento de la barba del Cid, no creo que sea un elemento azaroso. Podría plantearse el hecho de la conquista de Valencia como el punto álgido de la honra de Rodrigo Díaz, pero parece que el autor no se quedó contento con ello, y lo que parece una nueva recaída de ese honor (afrenta de corpes) conlleva rozar la punta del iceberg que son las bodas de Sol y Elvira con príncipes. Nada es casualidad en esta obra que es maravillosamente sorprendente lo bien construída que está para la época. Si son personajes "vacíos", "estúpidos" y "arquetípicos", pero estamos hablando de una obra escrita en el 1200 con muchas cosas positivas, originales y aportadoras a nuestra literatura.

Lo más sorpendente y notable que podemos reconocerle al autor es que El Cid ha sabido envejecer de alguna manera y mantener durante siglos de historia y tradición literaria la misma esencia con la que fue concebida: la de mitificar un personaje real pero de dudosa biografía para combertirla en símbolo de Castilla y de la hispanidad. Es algo que ha muchos se le atraganta, pero creo que El Cid debe seguir vigente como uno de nuestros clásicos más clásicos.

domingo, 3 de junio de 2018

Kavafis, vida y poemas

Konstantino Kavafis  (1863-1933) es un poeta que representa a la perfección la idea de helenismo, pues siempre se sintió hijo de la cultura griega pese a haber nacido en la ciudad egipcia de Alejandría. Tras unos años de su infancia pasados en Liverpool, volvió a orillas del Mediterráneo para residir en Estambul y Alejandría, donde murió. Aunque no vivió en Grecia, en ningún momento perdió el contacto con la renovación cultural que se producía en dicho país y participó en el intenso debate intelectual que enfrentaba a los partidarios del uso escrito de la lengua oral más extendida (el demótico) y los defensores del mantenimiento de una lengua formal diferente a la popular.

Kavafis es uno de los poetas del cambio del siglo; un grupo de escritores nacidos en el último tercio del siglo xix que protagonizan el salto de la lírica simbolista hacia la forma de entender la poesía durante el siglo xx. De los poetas franceses aprenden a valorar la creación artística en sí misma, así como la importancia de expresar la angustia del escritor ante el mundo moderno.


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Su obra poética es bastante escasa, y no fue conocida hasta su muerte. Kavafis vivió durante años sumido en la monotonía del trabajo de un funcionario que escribía poemas en sus ratos libres. Lo más característico de su obra es la marcada influencia que dejó de su vida y perosnalidad sobre ella. La poesía de Kavafis no se puede valorar sin atender a su biografía, para nada literaria. En ellos proyecta su angustia vital y el reflejo de una personalidad solitaria. A diferencia de sus contemporáneos Kavafis vive más preocupado por reflejar el yo que por ocultar el caos espiritual bajo una capa de esteticismo. Sus poemas son intimistas. Muestra la angustia de una persona que se siente sola y marginada por una sociedad que no comprende ni comparte su visión de la vida. Vivió años alejado de su patria y vivió una vida en sí misma distanciada de una sociedad en cambio utilizado como refugio el mundo helénico. Kavafis no era desde luego un hombre de su tiempo, si no un poeta perdido en los mundos grecolatinos. Utilizará la mitología y la historia clásica, no como un acto intelectual, sino con la intención de proyectar sus dramas íntimos.



Son los esfuerzos nuestros, de los desventurados,
son los esfuerzos nuestros como los de los troyanos.
Algo conseguimos; nos reponemos
un poco; y empezamos
a tener coraje y buenas esperanzas.
Pero siempre algo surge y nos detiene.
Aquiles en el foso enfrente a nosotros
sale y con grandes voces nos espanta.-
Son los esfuerzos nuestros como los de los troyanos.
Creemos que con decisión y audacia
cambiaremos la animosidad de la suerte,
y nos quedamos afuera para combatir.
Mas cuando sobreviene la gran crisis,
nuestra audacia y decisión desaparecen;
se turba nuestra alma, paralízase;
y en torno de los muros corremos
buscando salvarnos con la fuga.
Empero nuestra caída es cierta. Arriba,
sobre las murallas, comenzó ya el lamento.
Lloran sentimientos y recuerdos de nuestros días.
Amargamente por nosotros Príamo y Hécuba lloran.

En su poesía buscará la belleza y por encima de esta el placer amoroso. Debido a su tendencia homosexual se vió obligado a reprimirse y a expresarse a través de poemas eróticos.



Me desaté. Me abandoné del todo y fui.
Hacia los placeres, que medio reales,
medio imaginados en mi cerebro estaban,
fui en h noche iluminada.
Y bebí licores fuertes, como
los que beben los temerarios de la voluptuosidad.



El poeta suele ponerse en la piel de personajes derrotados en los que se refleja a sí mismo. Es víctima de una sociedad que desprecia a quien es capaz de ser diferente y asume las consecuencias de su decisión, aunque eso les lleve a la destrucción y al olvido. 

Kavafis fue un escritor olvidado durante años. Le costó mucho publicar sus poemas y  vivió una vida desencantada, presa de la angustia del tiempo. No obstante, este poeta nos ha dejado una poesía distinta a los poetas de su tiempo; una poesía al margen del aspecto formal y del esteticismo que ofrece una gran calidad. 

viernes, 1 de junio de 2018

Sobre vampiros y otras bagatelas

El personaje del vampiro es muy antigua y forma parte de la literatura desde hace siglos. Se remontan al medievo, aunque existen antecedentes de la literatura clásica. Es uno de los grandes símbolos de la novela gótica, que lo utilizo como personaje recurrente durante el siglo XIX.  "El mito del vampiro renace en cada nueva forma que lo engendra y recrea su nuevo acontecer. La historia de las formas que el vampiro ha revestido regenera su sentido y refuerza el carácter de su mito, lo vuelve un ser resplandeciente de eternidad" (Glantz, 2006).


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 Sin duda el Romanticismo es el periodo en el que fructifican las grandes obras vampíricas como Drácula de Bram Stocker. Pero no todo a quedado en la novela decimonónica, si no que la  contemporánea a hecho renacer la figura del vampiro entre otros monstruos clásicos, transformando el modelo y el trato hacia este personaje. 
Es curioso, en el caso de la narrativa latinoamericana cómo resucitará a este personaje del siglo anterior aportando nuevos tratamientos. Horacio Quiroga en  «El almohadón de plumas» un aguijón-diente desangra a una joven; no es un vampiro como tal si no un extraño ser que vive dentro de una almohada. No obstante lo fantástico se esfuma tratando de darle una explicación racional al hecho. En una de las novelas más conocidas de Carlos Fuentes, Aura encontramos «algo más que una intensa historia de fantasmas: es una lúcida y alucinada exploración de lo sobrenatural, en encuentro de esa vaga frontera entre la irrealidad y lo tangible, esa zona del arte donde en horror engendra la hermosura».
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El personaje vampirico en la novela contemporánea resurgió en forma femenina a través de varios autores, entre ellos dos argentinos: Pizarnick y Cortázar.  Se trata de los relatos que narran la historia de la Condesa Sangrienta, una misteriosa artistócrata húngara. Según cuentan las leyendas, la condesa Bathory fue una asesina en serie del siglo XVI que se bañaba con la sangre de sus sirvientas para mantener la juventud. Julio Cortázara introducirá ese personaje en una de sus obras 62/Modelo para armar. Pizarnick escribe en 1966 un ensayo sobre este personaje.
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 Entrevista con un vampiro de Anne Rice ofrece sin duda una nueva visión de la figura de este oscuro personaje. Rice pretende acabar con la leyenda arrastrada durante siglos por la literatura, en especial la del XIX, que básicamente se centra en la figura de Drácula y las supersticiones europeas. Rice refleja un personaje "humanizado" al que le duele matar. Esta autora es conocida por sus Crónicas Vampíricas, una numerosa saga de libros centrada en la figura de Lestat de Lincourt. 
Esta nueva perspectiva del vampiro a sido todo un éxito para sagas de libros que han dado la vuelta al mundo para saltar a la gran pantalla. Son éxitos comerciales como Crepúsculo, convertido en todo un icono muy discutido por su calidad literaria. La propia Rice, ridiculiza a los vampiros de Stephanie Meyer. Sin duda son un éxito comercial que deja atrás la figura tradicional del vampiro.

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En mi opinión, que la literatura adapte la figura vampirica tradicional no tiene porque ser ningún error. El problema no está en la evolución en sí, si no cómo se lleva a cabo. Para muchos estas nuevas formas de concebir al vampiro han degenerado en una especie de parodia de el personaje. Si a esto le sumamos una discutible calidad literaria de estas recientes sagas juveniles tenemos que plantearnos esta curiosa evolución o metamorfosis del vampiro. 

jueves, 24 de mayo de 2018

El narrador

La figura del narrador es esencial en el texto narrativo. Cuando leemos una novela muchas veces no nos paramos a pensar en la figura del narrador, leemos automáticamente sin reflexionar. A veces es necesario pararse y reflexionar ¿Quién nos está contado lo que ocurre? ¿Es un personaje, el protagonista, el autor? Habitualmente encontramos narradores omniscientes o en primera persona, pero hay escritores que apuestan por narradores más arriesgados. Podemos establecer una clasificación en ocho tipos:

-El narrador omnicisciente editorial:  ofrece un punto de vista ilimitado. Lo sabe todo de todos y participa del relato estableciendo su punto de vista. Este tipo de narrador hace juicios, valoraciones, opiniones, se dirige a sí mismo en primera persona y al lector en segunda persona.

"Muchos años después, frente al peltón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que el padre lo llevó a ver el hielo. Cien años de soledad.
-El narrador omnisiciente neutral: es un narrador omnisciente que emite juicios ni manifiesta su opinión. Simplemente se limita a narrar los hechos en tercera persona de forma impersonal. Este tipo de narrador omnisciente aporta más verosimilitud.

"Hasta una mañana de mediados de noviembre de 1959, pocos americanos -en realidad pocos habitantes de Kansas- habían oído hablar de Holcomb. Como la corriente del río, como 6 los conductores que pasaban por la carretera, como los trenes amarillos que bajaban por los raíles de Santa Fe, el drama, los acontecimientos excepcionales nunca se habían detenido allí. Los habitantes del pueblo -doscientos setenta- estaban satisfechos de que así fuera, contentos de existir de forma ordinaria... trabajar, cazar, ver la televisión, ir a los actos de la escuela, a los ensayos del coro y a las reuniones del club 4-H. Pero entonces, en las primeras horas de esa mañana de noviembre, un domingo por la mañana, algunos sonidos sorprendentes interfirieron con los ruidos nocturnos normales de Holcomb... con la activa histeria de los coyotes, el chasquido seco de las plantas arrastradas por el viento, los quejidos lejanos del silbido de las locomotoras. En ese momento, ni un alma los oyó en el pueblo dormido... cuatro disparos que, en total, terminaron con seis vidas humanas. Pero después, la gente del pueblo, hasta entonces suficientemente confiada como para no echar llave por la noche, descubrió que su imaginación los recreaba una y otra vez... esas sombrías explosiones que encendieron hogueras de desconfianza, a cuyo resplandor muchos viejos vecinos se miraron extrañamente, como si no se conocieran". A sangre fría de Truman Capote
-Narrador Yo-testigo: es un personaje secundario quien narra los hechos. Lo hace aportando su punto de vista limitado. No conoce todos los hechos, lo que hace es contar lo que él vió. Describe y sugiere lo que el cree que ocurre. De esta manera aporta credibilidad a los hechos.

"Sherlok Holmes extrajo un frasco de un anaquel y la jeringa hipodérmica de su estuche. Con sus dedos largos, blancos y nerviosos, ajustó la delicada aguja y se enrolló la manga izquierda de su camisa. Durante un momento sus ojos se apoyaron pensativamente en su brazo, lleno de manchas y con innumerables cicatrices, causadas por las frecuentes inyecciones". La ciencia de la deducción A. C. Doyle
-Narrador Yo-protagonista: el autor es el protagonista que narra los hechos en primera persona. Se trata de un personaje muy subjetivo que narra los hechos tal y como los vive.

"Yo al final de mi vida de pecador, mientras, canoso y decrépito como el mundo, espero el momento de perderme en el abismo sin fondo de la divinidad desierta y silenciosa, participando así de la luz inefable de las inteligencias angélicas, en esta celda del querido monasterio de Melk, donde aún me retiene mi cuerpo pesado y enfermo, me dispongo a dejar constancia sobre este pergamino de los hechos asombrosos y terribles que me fue dado presenciar en mi juventud, reptiendo verbatim cuanto vi y oí, y si aventurar interpretación alguna." El nombre de la rosa de Umberto Eco
-Narrador omnisciente selectivo-múltiple: los narradores son personajes de la trama (tanto protagonistas como personajes secundarios). Cada uno de ellos aporta su punto de vista que en ocasiones puede coincidir y en otras puede ser contrario.
 "Habrá que ver si la frazada lo abriga bien al nene, voy a pedir que por las dudas le dejen otra a mano. Pero sí, claro que me abriga, menos mal que se fueron de una vez, mamá cree que soy un chico y me hace hacer cada papelón. Seguro que la enfermera va a pensar que no soy capaz de pedir lo que necesito, me miró de una manera cuando mamá le estaba protestando... Está bien, si no la dejaban quedarse qué le vamos a hacer, yo soy bastante grande para dormir solo de noche, me parece. Y en esta cama se dormirá bien, a esta hora ya no se oye ningún ruido, a veces de lejos el zumbido del ascensor que me hace acordar a esa película de miedo que también pasaba en un clínica, cuando a medianoche se abría poco a poco la puerta y la mujer paralítica en la cama veía entrar al hombre de la máscara blanca. La enfermera es bastante simpática, volvió a las seis y media con unos papeles y me empezó a preguntar mi nombre completo, la edad y esas cosas. Yo guardé la revista en seguida porque hubiera quedado mejor estar leyendo un libro de veras y no una fotonovela, y creo que ella se dio cuenta pero no dijo nada, seguro que todavía estaba enojada por lo que le había dicho mamá y pensaba que yo era igual que ella y que le iba a dar órdenes o algo así. 
 La señorita Cora de Julio Cortázar
-Narrador omnisciente selectivo: el narrador es uno de los personajes de la narración, que a diferencia del narrador anterior es fijo durante todo el relato.

"El corto crepúsculo decembrino se había desplomado torpemente tras un día plomizo, y mientras Stephen miraba el sombrío cuadrado de la ventana de la clase, el vientre le estaba reclamando su alimento. Esperaba que tendrían estofado para cenar, con nabos, zanahorias y patatas majadas y grasientos pedazos de cordero adecuados para ser bien revueltos en la salsa gruesa, adobada de harina y de pimienta. ¡Engúlletelo!, ésta era la voz del vientre. Retrato del artista adolescente de James Joyce 
-Representación dramática: desaparece la figura del narrador para ser sustituida por breves acotaciones de carácter dramático. La acción es conducida por las palabras y acciones de los personajes.

"CALISTO.- Vencido me tiene el dulzor de tu suave canto; no puedo más sufrir tu penado esperar. ¡Oh mi señora y mi bien todo! ¿Cuál mujer podía haber nacida, que desprivase tu gran merecimiento? ¡Oh salteada melodía! ¡Oh gozoso rato! ¡Oh corazón mío! ¿Y cómo no pudiste más tiempo sufrir sin interrumpir tu gozo y cumplir el deseo de entrambos?

MELIBEA.- ¡Oh sabrosa traición! ¡Oh dulce sobresalto! ¿Es mi señor de mi alma, es él? No lo puedo creer. ¿Dónde estabas, luciente sol? ¿Dónde me tenías tu claridad escondida? ¿Había rato que escuchabas? ¿Por qué me dejabas echar palabras sin seso al aire con mi ronca voz de cisne? Todo se goza este huerto con tu venida. Mira la luna cuán clara se nos muestra, mira las nubes cómo huyen, oye la corriente agua de esta fontecica, ¡cuánto más suave murmurio zurrío lleva por entre las frescas hierbas! Escucha los altos cipreses cómo se dan paz unos ramos con otros por intercesión de un templadico viento que los menea. Mira sus quietas sombras cuán oscuras están y aparejadas para encubrir nuestro deleite. Lucrecia, ¿qué sientes, amiga? ¿Tórnaste loca de placer? Déjamele, no me le despedaces, no le trabajes sus miembros con tus pesados abrazos. Déjame gozar lo que es mío, no me ocupes mi placer. La Celestina 
 -Represantación en cámara: el narrador es totalmente objetivo, describe simplemente los hechos que observa como si mirara a través del objetivo de una cámara. El lector construye hipótesis en su mente a través de las descripciones y de las palabras de los personajes. El narrador no llega a identificarse con la perspectiva de los personajes.

"Ahora la sombra de la pilastra se alarga, sobre las baldosas, a través de esa parte central de la terraza, delante de la fachada donde se han colocado los sillones para la velada. Ya el extremo de la línea de sombra alcanza casi la puerta de entrada, que marca parte media..." La soga de Hitchock


El concepto de mímesis en la literatura

Hoy quiero hablar sobre un tema que me pareció bastante interesante en mis clases de teoría de la literatura. Se trata del concepto de mímesis. Este tema se puede abordar desde muchos puntos de vista, yo quiero definirlo y mostrarlo desde la visión de distintas épocas y movimientos artísticos. Entender que es la mímesis es esencial para entender el plagio y la originalidad.

El DRAE define mímesis como:
En la estética clásicaimitación de la naturaleza que como finalidadesencial tiene el arte.

Desde la época clásica la mímesis formaba parte de la definición del arte. Se creía que la finalidad del arte era imitar la realidad. Platón no ve la mímesis con buenos ojos. Para él la realidad en la que vivimos en sí misma es una imitación del mundo de las ideas. Cuanto menos rechazará una imitación de la imitación.

… los poetas retratan el peor perfil del hombre, su imagen cuando está dominado por su parte más irracional y sensible, y así suscitan emociones contradictorias. De ese modo, los poetas contribuyen al desarrollo de esa parte irracional, la alimentan y la fortalecen, de manera que propician una relación jerárquica inversa entre las partes del alma y aceleran así su corrupción. […] [P]or eso, porque la educación moral del ciudadano es la base sobre la que se levanta un estado justo y en armonía, los poetas, esos poetas que la tradición ha entronado, no pueden instalarse en la ciudad ideal. Allí sólo tendrán cabida los compositores de himnos a los dioses y de encomios a los hombres buenos. […] En definitiva, la crítica de Platón a la poesía tradicional apunta a su carácter emotivo, a su estímulo de las pasiones que alimentan lo peor que hay en nosotros.

La concepción de Aristóteles en relación con la mímesis es distinta. Para él no consiste en copiar la realidad, si no en realizar una representación subjetiva de esta. Esto implica crear la realidad no existente, pero semejante a ella. La mímesis para él equivale al proceso artístico. El poeta es capaz de plasmar la realidad, pero como lo hace de manera subjetiva puede embellecerla, afearla o mostrarla tal y como es.

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En el imperio romano el concepto de mímesis sigue plenamente vigente. La buena literatura es aquella que imita a los autores más reconocidos, para los latinos los griegos eran sus grandes referentes. Horacio habla del término retractatio para referirse a la imitación de los modelos grecorromanos; Horacio estalece dos posibilidades: o bien se trata un tema de su propia invención, o bien uno ya tratado que pertenezca a la tradición clásica, abogando siempre por los modelos latinos.

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En el Renacimiento surge el ut pictura poesis: concepto de imitar a los autores clásicos que nace del tópico horaciano. El debate en este periodo sobre la imitación es intenso; la imitación ecléctica defiende que el mejor estilo se consigue imitando a diversos autores, frente a la imitación ciceroniana que defiende que el mejor estilo se obtiene al imitar a un único autor. Petrarca defiende un tipo de imitación que conlleva una aportación original por parte del autor. 

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El Romanticismo acabará con la visión de mímesis como parte esencial de la creación literaria. Surge como una fuerza artística de rebelión, en la que se ponen en duda los críterios del arte. La libertad surge como fuerza arrolladora que llevará consigo la búsqueda de la creatividad y la individualidad del autor. Frente a la imitación surgirá la defensa de la originalidad como parte necesaria en la obra artística. Esta mentalidad se mantendrá hasta nuestros días reforzada por la crítica literaria del siglo XX.

domingo, 20 de mayo de 2018


Literatura universal: Influencia posterior del teatro grecolatino

Literatura universal: Influencia posterior del teatro grecolatino: El teatro griego tiene su origen en las celebraciones al dios Dionisio.  En sus orígenes más primitivos se formaban coros que entonaban cant...

Primeras obras del descubrimietno y la colonización: Colón y Las Casas




Si hay algo que caracteriza a las obras de estos dos autores es el firme propósito con la que fueron escritas. Los Diarios y la Brevísima Relación de la destrucción de las indias son dos obras que inauguran la literatura de un Nuevo Mundo. Un continente fascinante que será el origen de una literatura maravillosa y rica.

Si empezamos hablando de la obra de Colón tenemos que conocer en profunidad su situación histórica: es el primer europeo en llegar al continente americano. En sus Diarios recogerá sus impresiones y los primeros acercamientos a las "Indias". La sensación del lector cuando se adentra en sus diarios es la de un relato totalmente idealizado que en nada se parece al Caribe. ¿ Por qué describe aquellas islas con ese detalle y esa idealización? ¿Por qué hace un símil entre los campos de Andalucía y aquellos paisajes caribes con los que no hay ningún parecido? Sencillamente porque detrás de todo eso hay un claro propósito: convencer a los Reyes Católicos de la rentabilidad de su empresa; Colón necesita asegurarse la aprovación de sus majestades para que continúen la financiación de sus viajes, aún a sabiendas de que esas tierras no tienen las riquezas que exige la Corona. Allí no hay especias, tampoco oro. Este, será el elemento esencial de los Diarios, que vemos que se repetie muchísimo. Colón busca incansablemente el oro, algo que los indígenas no valoran. El o ro es un símbolo de la codicia española, la pesadilla de tribus y sociedades precolombinas, que ya desde el primer contacto con los europeos aparece con ferviente insistencia.





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Todo el diario queda maquillado. Sobre él hay un áura de idealismo utópico a través del locus amoenus tan renacentista. El acercamiento a esa realidad produce una comparación obsesiva con la realidad europea conocida. El lector contemporáneo que tiene unas nociones básicas de geografía sabe perfectamente que el Caribe no puede compararse con los campos de Andalucía, pero el europeo desde la Península Ibérica necesita una garantía de la valía de esas nuevas tierras, y no hay nada más valioso para la Corona en ese momento que la tierra que acaban de conquistar a los musulmanes. 

La obra en sí guarda un propósito claro y rotundo, desde una perspectiv política y económica, pero también desde una visión religiosa. Colón sabe cual es el mayor honor de la Corona Española: la religión católica. Recordemos que estamos en 1492, y que Los Reyes Católicos son un símbolo del cristianismo en ese momento; han conseguido expulsar a judíos y musulmanes y unificar su territorio bajo una sola religión. Evidentemente, no desaprovecharán la oportunidad de aumentar su gloria llevando la fe a los bárbaros que no conocen al Dios verdadero Esa misión evangelizadora será el motivo capital, o la excusa capital de la conquista. Colón lo refleja muy bien diciendo que aquello es el Paraíso Terrenal. 

Los Diarios, por lo tanto, son interesantes desde un punto de vista histórico pero también literario. Será el precursos de algunos de los temas más importantes y repetidos de la literatura americana, entre ellos el utopismo europeo con respecto al Nuevo Mundo.


La obra de Bartolomé de las Casas surgirá con otro propósito muy firme, pero distinto del de Colón: llevar a cabo una denuncia del trato al indio por parte de los españoles. las Casas, figura criticada por su posición "antiespañola", es visto como el defensor de los indios. Su obra, desde el punto de vista histórico, ha sido muy refutada: no hay información clara, los datos se exageran, cuenta cosas en primera persona que no ha vivido, deforma y exagera lo que pasó. Este tema levanta asperecas, porque a muchos les duele pensar que los españoles no lo hicimos para nada bien. Pero esto fue así, los españoles cometimos auténticas atrocidades en el siglo XVI durante la conquista. Sin meternos en terreno de debate podríamos concretar que el estilo repetitivo, exagerado y maniqueísta de Las Casas están justificados por una intención muy noble: salvar al indio. Hay que recordar sin duda que la figura de Las Casas estuvo consagrado en cuerpo y alma a esta labor. No podemos acursarlo de loco o de enfermo, como el señor Menéndez Pidal, cuando sus escritos eran escuchados por el rey de España que estuvo determinado a elaborar leyes y decretos para acabar con esta situación.


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La labor de Las Casas fue principalmente humanista, pero no revolucionaria; no planteó una revolución porque no rechazaba la colonización ni la evangelización sino sus métodos, abogando por una visión pacifista. 

Para finalizar reiteraré lo que quería exponer en este post: la obra de las Casas y la de Colón tendrán una influencia casi profética de lo que será la literatura hispanoamericana a lo largo de su historia, que no podrá separarse de una herencia de barbarie e injusticias que las sombras de sus origenes hispánicos dejaron como legado.

Fusión de lo real y de lo mágico

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Durante la década de los años cincuenta, justo después de la Segunda Guerra Mundial las urgencias históricas justifican el regreso hacia las cuestiones sociales y un renacimiento de la técnica realista.  En Latinoamérica será cuestión de años dar la bienvenida a un renacimiento en la novela: el fenómeno del boom. Se trata, por primera vez, de un éxito internacional de novelas escritas por autores desconocidos hasta ese momento que darán voz a Hispanoamérica. Sus tres principales representantes son: Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa.  Podríamos definirlos como una literatura comprometida, como prácticamente las grandes corrientes literarias en Latinoamérica del siglo XX, pero sería quedarnos cortos porque el realismo mágico es una apuesta más creativa y distinta a todo lo anterior.
Una definición general de esta corriente es la de insertar a la realidad latinoamericana elementos sobrenaturales y fantásticos que adaptan a ella con naturalidad. A través de las técnicas de la literatura realista incorpora elementos mágicos que se asimilan a la realidad hispanoamericana sin alterarla en lo más mínimo. No hay que confundirla con lo real maravilloso, cuyo principal representante es Carpentier, y que apuesta porque no es necesario imaginar e incorporar elementos mágicos porque la realidad de américa por sí misma es maravillosa; y tampoco confundirlo con lo fantástico, donde el elemento, llamémoslo sobrenatural, rompe con la realidad establecida. El mayor representante de esta corriente sin duda es García Márquez. Si hablamos de la obra de Carlos Fuentes o la de Vargas Llosa insertada en la corriente del realismo mágico observamos un tratamiento más tradicional de la realidad, aunque también recurran a lo maravilloso. Son escritores preocupados tal vez más por la cuestión social americana que analizan, explican e intentan transformar mediante la denuncia.

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En las novelas y cuentos de García Márquez encontramos muchachas convertidas en arañas, galeones españoles en medio de la selva, personas que predicen el futuro a través de los sueños, ángeles que caen del cielo a la tierra etc. Los elementos mágicos de la obra de García Márquez son ilimitados. El mundo ficcional que crea a través de Macondo es uno de los más ricos e increíbles de toda la literatura hispanoamericana. Su estilo barroquizante, sus descripciones increíbles, sus personajes peculiares, su capacidad de jugar con el tiempo y con el espacio hacen de García Márquez uno de los mayores representantes de la literatura latinoamericana.