jueves, 24 de mayo de 2018

El narrador

La figura del narrador es esencial en el texto narrativo. Cuando leemos una novela muchas veces no nos paramos a pensar en la figura del narrador, leemos automáticamente sin reflexionar. A veces es necesario pararse y reflexionar ¿Quién nos está contado lo que ocurre? ¿Es un personaje, el protagonista, el autor? Habitualmente encontramos narradores omniscientes o en primera persona, pero hay escritores que apuestan por narradores más arriesgados. Podemos establecer una clasificación en ocho tipos:

-El narrador omnicisciente editorial:  ofrece un punto de vista ilimitado. Lo sabe todo de todos y participa del relato estableciendo su punto de vista. Este tipo de narrador hace juicios, valoraciones, opiniones, se dirige a sí mismo en primera persona y al lector en segunda persona.

"Muchos años después, frente al peltón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que el padre lo llevó a ver el hielo. Cien años de soledad.
-El narrador omnisiciente neutral: es un narrador omnisciente que emite juicios ni manifiesta su opinión. Simplemente se limita a narrar los hechos en tercera persona de forma impersonal. Este tipo de narrador omnisciente aporta más verosimilitud.

"Hasta una mañana de mediados de noviembre de 1959, pocos americanos -en realidad pocos habitantes de Kansas- habían oído hablar de Holcomb. Como la corriente del río, como 6 los conductores que pasaban por la carretera, como los trenes amarillos que bajaban por los raíles de Santa Fe, el drama, los acontecimientos excepcionales nunca se habían detenido allí. Los habitantes del pueblo -doscientos setenta- estaban satisfechos de que así fuera, contentos de existir de forma ordinaria... trabajar, cazar, ver la televisión, ir a los actos de la escuela, a los ensayos del coro y a las reuniones del club 4-H. Pero entonces, en las primeras horas de esa mañana de noviembre, un domingo por la mañana, algunos sonidos sorprendentes interfirieron con los ruidos nocturnos normales de Holcomb... con la activa histeria de los coyotes, el chasquido seco de las plantas arrastradas por el viento, los quejidos lejanos del silbido de las locomotoras. En ese momento, ni un alma los oyó en el pueblo dormido... cuatro disparos que, en total, terminaron con seis vidas humanas. Pero después, la gente del pueblo, hasta entonces suficientemente confiada como para no echar llave por la noche, descubrió que su imaginación los recreaba una y otra vez... esas sombrías explosiones que encendieron hogueras de desconfianza, a cuyo resplandor muchos viejos vecinos se miraron extrañamente, como si no se conocieran". A sangre fría de Truman Capote
-Narrador Yo-testigo: es un personaje secundario quien narra los hechos. Lo hace aportando su punto de vista limitado. No conoce todos los hechos, lo que hace es contar lo que él vió. Describe y sugiere lo que el cree que ocurre. De esta manera aporta credibilidad a los hechos.

"Sherlok Holmes extrajo un frasco de un anaquel y la jeringa hipodérmica de su estuche. Con sus dedos largos, blancos y nerviosos, ajustó la delicada aguja y se enrolló la manga izquierda de su camisa. Durante un momento sus ojos se apoyaron pensativamente en su brazo, lleno de manchas y con innumerables cicatrices, causadas por las frecuentes inyecciones". La ciencia de la deducción A. C. Doyle
-Narrador Yo-protagonista: el autor es el protagonista que narra los hechos en primera persona. Se trata de un personaje muy subjetivo que narra los hechos tal y como los vive.

"Yo al final de mi vida de pecador, mientras, canoso y decrépito como el mundo, espero el momento de perderme en el abismo sin fondo de la divinidad desierta y silenciosa, participando así de la luz inefable de las inteligencias angélicas, en esta celda del querido monasterio de Melk, donde aún me retiene mi cuerpo pesado y enfermo, me dispongo a dejar constancia sobre este pergamino de los hechos asombrosos y terribles que me fue dado presenciar en mi juventud, reptiendo verbatim cuanto vi y oí, y si aventurar interpretación alguna." El nombre de la rosa de Umberto Eco
-Narrador omnisciente selectivo-múltiple: los narradores son personajes de la trama (tanto protagonistas como personajes secundarios). Cada uno de ellos aporta su punto de vista que en ocasiones puede coincidir y en otras puede ser contrario.
 "Habrá que ver si la frazada lo abriga bien al nene, voy a pedir que por las dudas le dejen otra a mano. Pero sí, claro que me abriga, menos mal que se fueron de una vez, mamá cree que soy un chico y me hace hacer cada papelón. Seguro que la enfermera va a pensar que no soy capaz de pedir lo que necesito, me miró de una manera cuando mamá le estaba protestando... Está bien, si no la dejaban quedarse qué le vamos a hacer, yo soy bastante grande para dormir solo de noche, me parece. Y en esta cama se dormirá bien, a esta hora ya no se oye ningún ruido, a veces de lejos el zumbido del ascensor que me hace acordar a esa película de miedo que también pasaba en un clínica, cuando a medianoche se abría poco a poco la puerta y la mujer paralítica en la cama veía entrar al hombre de la máscara blanca. La enfermera es bastante simpática, volvió a las seis y media con unos papeles y me empezó a preguntar mi nombre completo, la edad y esas cosas. Yo guardé la revista en seguida porque hubiera quedado mejor estar leyendo un libro de veras y no una fotonovela, y creo que ella se dio cuenta pero no dijo nada, seguro que todavía estaba enojada por lo que le había dicho mamá y pensaba que yo era igual que ella y que le iba a dar órdenes o algo así. 
 La señorita Cora de Julio Cortázar
-Narrador omnisciente selectivo: el narrador es uno de los personajes de la narración, que a diferencia del narrador anterior es fijo durante todo el relato.

"El corto crepúsculo decembrino se había desplomado torpemente tras un día plomizo, y mientras Stephen miraba el sombrío cuadrado de la ventana de la clase, el vientre le estaba reclamando su alimento. Esperaba que tendrían estofado para cenar, con nabos, zanahorias y patatas majadas y grasientos pedazos de cordero adecuados para ser bien revueltos en la salsa gruesa, adobada de harina y de pimienta. ¡Engúlletelo!, ésta era la voz del vientre. Retrato del artista adolescente de James Joyce 
-Representación dramática: desaparece la figura del narrador para ser sustituida por breves acotaciones de carácter dramático. La acción es conducida por las palabras y acciones de los personajes.

"CALISTO.- Vencido me tiene el dulzor de tu suave canto; no puedo más sufrir tu penado esperar. ¡Oh mi señora y mi bien todo! ¿Cuál mujer podía haber nacida, que desprivase tu gran merecimiento? ¡Oh salteada melodía! ¡Oh gozoso rato! ¡Oh corazón mío! ¿Y cómo no pudiste más tiempo sufrir sin interrumpir tu gozo y cumplir el deseo de entrambos?

MELIBEA.- ¡Oh sabrosa traición! ¡Oh dulce sobresalto! ¿Es mi señor de mi alma, es él? No lo puedo creer. ¿Dónde estabas, luciente sol? ¿Dónde me tenías tu claridad escondida? ¿Había rato que escuchabas? ¿Por qué me dejabas echar palabras sin seso al aire con mi ronca voz de cisne? Todo se goza este huerto con tu venida. Mira la luna cuán clara se nos muestra, mira las nubes cómo huyen, oye la corriente agua de esta fontecica, ¡cuánto más suave murmurio zurrío lleva por entre las frescas hierbas! Escucha los altos cipreses cómo se dan paz unos ramos con otros por intercesión de un templadico viento que los menea. Mira sus quietas sombras cuán oscuras están y aparejadas para encubrir nuestro deleite. Lucrecia, ¿qué sientes, amiga? ¿Tórnaste loca de placer? Déjamele, no me le despedaces, no le trabajes sus miembros con tus pesados abrazos. Déjame gozar lo que es mío, no me ocupes mi placer. La Celestina 
 -Represantación en cámara: el narrador es totalmente objetivo, describe simplemente los hechos que observa como si mirara a través del objetivo de una cámara. El lector construye hipótesis en su mente a través de las descripciones y de las palabras de los personajes. El narrador no llega a identificarse con la perspectiva de los personajes.

"Ahora la sombra de la pilastra se alarga, sobre las baldosas, a través de esa parte central de la terraza, delante de la fachada donde se han colocado los sillones para la velada. Ya el extremo de la línea de sombra alcanza casi la puerta de entrada, que marca parte media..." La soga de Hitchock


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