Si hay algo que caracteriza a las obras de estos dos autores es el firme propósito con la que fueron escritas. Los Diarios y la Brevísima Relación de la destrucción de las indias son dos obras que inauguran la literatura de un Nuevo Mundo. Un continente fascinante que será el origen de una literatura maravillosa y rica.
Si empezamos hablando de la obra de Colón tenemos que conocer en profunidad su situación histórica: es el primer europeo en llegar al continente americano. En sus Diarios recogerá sus impresiones y los primeros acercamientos a las "Indias". La sensación del lector cuando se adentra en sus diarios es la de un relato totalmente idealizado que en nada se parece al Caribe. ¿ Por qué describe aquellas islas con ese detalle y esa idealización? ¿Por qué hace un símil entre los campos de Andalucía y aquellos paisajes caribes con los que no hay ningún parecido? Sencillamente porque detrás de todo eso hay un claro propósito: convencer a los Reyes Católicos de la rentabilidad de su empresa; Colón necesita asegurarse la aprovación de sus majestades para que continúen la financiación de sus viajes, aún a sabiendas de que esas tierras no tienen las riquezas que exige la Corona. Allí no hay especias, tampoco oro. Este, será el elemento esencial de los Diarios, que vemos que se repetie muchísimo. Colón busca incansablemente el oro, algo que los indígenas no valoran. El o ro es un símbolo de la codicia española, la pesadilla de tribus y sociedades precolombinas, que ya desde el primer contacto con los europeos aparece con ferviente insistencia.
Todo el diario queda maquillado. Sobre él hay un áura de idealismo utópico a través del locus amoenus tan renacentista. El acercamiento a esa realidad produce una comparación obsesiva con la realidad europea conocida. El lector contemporáneo que tiene unas nociones básicas de geografía sabe perfectamente que el Caribe no puede compararse con los campos de Andalucía, pero el europeo desde la Península Ibérica necesita una garantía de la valía de esas nuevas tierras, y no hay nada más valioso para la Corona en ese momento que la tierra que acaban de conquistar a los musulmanes.
La obra en sí guarda un propósito claro y rotundo, desde una perspectiv política y económica, pero también desde una visión religiosa. Colón sabe cual es el mayor honor de la Corona Española: la religión católica. Recordemos que estamos en 1492, y que Los Reyes Católicos son un símbolo del cristianismo en ese momento; han conseguido expulsar a judíos y musulmanes y unificar su territorio bajo una sola religión. Evidentemente, no desaprovecharán la oportunidad de aumentar su gloria llevando la fe a los bárbaros que no conocen al Dios verdadero Esa misión evangelizadora será el motivo capital, o la excusa capital de la conquista. Colón lo refleja muy bien diciendo que aquello es el Paraíso Terrenal.
Los Diarios, por lo tanto, son interesantes desde un punto de vista histórico pero también literario. Será el precursos de algunos de los temas más importantes y repetidos de la literatura americana, entre ellos el utopismo europeo con respecto al Nuevo Mundo.
La obra de Bartolomé de las Casas surgirá con otro propósito muy firme, pero distinto del de Colón: llevar a cabo una denuncia del trato al indio por parte de los españoles. las Casas, figura criticada por su posición "antiespañola", es visto como el defensor de los indios. Su obra, desde el punto de vista histórico, ha sido muy refutada: no hay información clara, los datos se exageran, cuenta cosas en primera persona que no ha vivido, deforma y exagera lo que pasó. Este tema levanta asperecas, porque a muchos les duele pensar que los españoles no lo hicimos para nada bien. Pero esto fue así, los españoles cometimos auténticas atrocidades en el siglo XVI durante la conquista. Sin meternos en terreno de debate podríamos concretar que el estilo repetitivo, exagerado y maniqueísta de Las Casas están justificados por una intención muy noble: salvar al indio. Hay que recordar sin duda que la figura de Las Casas estuvo consagrado en cuerpo y alma a esta labor. No podemos acursarlo de loco o de enfermo, como el señor Menéndez Pidal, cuando sus escritos eran escuchados por el rey de España que estuvo determinado a elaborar leyes y decretos para acabar con esta situación.
La labor de Las Casas fue principalmente humanista, pero no revolucionaria; no planteó una revolución porque no rechazaba la colonización ni la evangelización sino sus métodos, abogando por una visión pacifista.
Para finalizar reiteraré lo que quería exponer en este post: la obra de las Casas y la de Colón tendrán una influencia casi profética de lo que será la literatura hispanoamericana a lo largo de su historia, que no podrá separarse de una herencia de barbarie e injusticias que las sombras de sus origenes hispánicos dejaron como legado.
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