Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas
Kavafis
Konstandinos Kavafis (1863-1933) nació y murió en Alejandría. Su padre era un próspero comerciante que había emigrado de Constantinopla pero el negocio le fue yendo cada vez peor y a su muerte, en 1870, lo poco que le dejó a su esposa y sus nueve hijos no tardó en desaparecer. Tras haber vivido en Liverpool y Alejandría, cuando Kavafis tenía 22 años ya está definitivamente asentado en la antigua ciudad egipcia, que por entonces está ocupada como todo el país por el imperio británico. A pesar de haber vivido en Reino Unido y su amor por los grandes literatos ingleses, como Shakespeare o Wilde, Kavafis denunció en repetidas ocasiones el imperialismo victoriano sobre su amada ciudad.
Es una época difícil para él. Trabaja en lo que puede, primero como periodista y luego durante 5 años como corredor de bolsa, y tan solo encuentra respiro en el alcohol y los burdeles, el único espacio donde podía manifestar sus preferencias homosexuales.
Pasados los 30 consiguió entrar en el Ministerio de Riegos y allí estuvo trabajando hasta que se jubiló al poco de cumplir los 60. Aunque el trabajo debía de ser muy aburrido y tedioso, burocratismos mercantiles, presentaba la ventaja de dejarle las tardes libres, lo que pudo aprovechar para dar rienda suelta a su vocación literaria. Apenas publicó nada en vida, pero hoy día su talento e ingenio están fuera de toda duda.
El poema y la obra
A través de la Odisea, el poeta escribe Ítaca. En ella encontramos referencias a la mitología y a las aventuras de Odiseo.
Para este poeta griego, la obra de su compatriota es el sumun de la literatura. Es una metáfora en toda regla de la vida humana. Ítaca, en concreto son las metas que nos proponemos en la vida. Los objetivos que pretendemos alcanzar a lo largo de nuestro viaje vital. Ítaca son los sueños, los deseos, la felicidad terrenal que anhela el hombre. Kavafis nos recomienda en el poema que no nos apresuremos en el camino, que es mejor llegar en la vejez ítaca. Que no olvidemos nunca nuestra meta. Y que tampoco nos desanimemos ante los obstáculos del camino, que los superemos sin temor y con astucia. Los legistrones y los cíclopes, son las piedras del camino, nuestras debilidades y temores.
Debemos ser Odiseos y tomar la vida como su protagonista propone, con decisión y valentía, pues es la única forma de alcanzar nuestras Ítacas.
El tema del viaje en la literatura
Este tema ha sido siempre, y seguirá siendo muy utilizado por escritores de épocas posteriores.
La finalidad del viaje es para muchos escritores la búsqueda de nuestro propio ser, de nuestro yo más profundo. Quien viaja descubre nuevas formas de pensar, nuevas filosofías, nuevas culturas y costumbres. Y para formarnos a nosotros mismos y descubrirnos es necesario crecer y contrastar con lo que vemos en el exterior.
La literatura bebe de esto porque es un reflejo del hombre, y porque a través del viaje nos presenta personajes que crecen, descubren, aprenden y se transforman.
Se pueden tomar como ejemplos infinidad de obras, El asno de oro, La Divina Comedia, el Lazarillo de Tormes o El Quijote. Todas obras imprescindibles en la literatura. En La Divina Comedia, el viaje de Dante al mundo de ultratumba, el desdichado viaje de Lázaro en la España del siglo XVI, o el viaje del Hidalgo a través de la Mancha.
Todas obras originales, diferentes, que marcan un antes y un después en la literatura, pero sin lugar a dudas todas toman el viaje. La obra de Homero es imprescindible para entender la literatura universal, pues ya lo decía Borges ''no hay nada nuevo en la literatura después de la Odisea''.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario