domingo, 20 de mayo de 2018


El romanticismo hispanoamericano en la obra de Echeverría


Para entender el romanticismo hispanoamericano es necesario entender el contexto histórico en el que surgió: la Independencia. Un nuevo sentimiento de emancipación llevaba años acompañando a los criollos de las colonias, que veían en los principios de la Revolución Francesa y en la Independencia de Estados Unidos un sueño de libertad posible. La ocupación de las tropas francesas en España y la ausencia del monarca Fernando VII fueron el detonante que hicieron posible la separación. Aprovechando la anarquía en la que se sumía la metrópoli los criollos lideraron revueltas y una guerra de independencia victoriosa. Entre los nombres más ilustres destacan el Cura Hidalgo, Simón Bolívar y San Martín.



Las nuevas repúblicas coinciden con el auge de los nacionalismos. Este movimiento acompañará al Romanticismo en Europa y también en el Nuevo Mundo. La literatura de esta época tendrá ante sí una labor fundamental: la búsqueda de la identidad nacional. La literatura será un símbolo de la identidad de estas nuevas naciones que querrán desmarcarse de toda tradición heredada por los españoles, para buscar sus propios caminos. Esta búsqueda de la identidad tendrá dos grandes vertientes: la de resucitar el pasado precolombino y la figura del indio como identidad americana, o la de crear nuevas naciones sin rechazar la influencia europea. Pero de cualquier forma, la literatura romántica de Hispanoamérica tomará los grandes rasgos del romanticismo europeo: la libertad individual y el subjetivismo del autor, la naturaleza y el paisaje como elemento fundamental, la exaltación de los sentimientos y las pasiones llevados al extremo y la búsqueda de lo irracional y lo imaginativo. Sin embargo, en Latinoamérica los escritores no imitaran el romanticismo europeo, sino que lo adoptan asimilando a las necesidades y realidades de las nuevas naciones. Encontramos una literatura por lo tanto muy enfocada al ámbito nacionalista y a la reivindicación de lo propio a través de una naturaleza americana que por sí misma es exuberante y literaria. La figura principal del Romanticismo en América que traerá la corriente a su país será Esteban Echeverría. Un escritor comprometido con la política de su país. Estudiará en Francia donde se contagiará del romanticismo europeo para trasladarlo a la Argentina adaptándolo a su realidad. Echeverría será el líder de una nueva generación de escritores argentinos comprometidos que liderará la Asociación del Mayo. Toda su literatura pretende desmarcarse de lo europeo, aceptando el castellano enriquecido por la realidad del americano con la finalidad de contribuir al engrandecimiento de su patria.


En la Cautiva encontramos notables elementos románticos; son relatos escritos en verso donde no hay una métrica establecida, porque está dependerá del contenido del relato (creación de un nuevo lenguaje poético que rompe con lo tradicional). El elemento principal  que cobra vida en La Cautiva es el desierto de La Pampa (utilización de un paisaje propio), un terreno que los blancos todavía no han conseguido conquistar a los indios, y que es un símbolo nacional. La trama del relato es dramática llevado al extremo, se trata de la huida de una mujer blanca que arrastra a su marido moribundo por todo el desierto para no ser atrapados por los indios. La protagonista de la historia es una mujer, una heroína distinta al prototipo romántico de la amante, se trata de un personaje puramente intencional que pretende reivindicar el papel ejemplarizante de la nueva mujer argentina: esposa y madre al mismo tiempo. El autor juega con el tiempo y con el paisaje centrándose en la descripción, humaniza al desierto como obra divina exaltándolo y animaliza a los indios, el enemigo de la nación argentina; de esta manera recupera el debate Civilización y Barbarie invirtiendo los papeles planteados por Bartolomé de las Casas. Se trata de un texto romántico como puede observarse por sus rasgos, pero con un carácter más propio con un propósito claramente político y nacionalista.
En el matadero los símbolos románticos ya no se ven tan claros. Podríamos hablar de costumbrismo, pero se hace difícil etiquetar una obra tan novedosa para su tiempo. Lo que sí está claro es que la obra recupera el debate Civilización y Barbarie, pero ahora enfocado en el hombre blanco en un maniqueísmo de federales y unitarios. Lleva el relato al terreno de la política a través de los hechos que ocurren en un Matadero de la ciudad de Buenos Aires, un escenario que hace alusión a Rosas. A través de la ironía Echeverría nos ofrece una visión decadente de la realidad argentina víctima de la política de los federales. Se trata de un relato crudo y en ocasiones macabro con una fuerte simbología conducido por la ironía con la intención de ofrecer una visión patética.  

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